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La mitología en el Atlas Estelar: Catasterismo

La creación de mitologías propias para obras de fantasía y ciencia ficción me llevó a recorrer diversas mitologías existentes y terminé con apuntes tan interesantes como las obras que estaban destinados a auxiliar. Bien, reconozco, quizás a muchos llame mas la atención los apuntes que las obras resultantes. Por eso me decidí a publicar dos trabajos por separado. Por un lado los libros de fantasía y ciencia ficción que originaron la investigación y por el otro los textos redactados como producto de los apuntes.

La principal atracción de estos apuntes no estaba solamente en el mapeo de las estrellas, sus nombres y la forma de diseñarlos sino en la sofisticación cultural encuadrada en sus génesis. El hombre al mirar a las estrellas fue dándole mas que meras identificaciones geográficas, se les asignó identidades de héroes, dioses y monstruos de sus culturas.

Tomé el caso de los griegos y en particular el de la denominación dada por Eratóstenes de Cirene por la identificación de diversas características, matices relevantes del proceso para designación de las constelaciones. Un punto importante es considerar que al momento que los antiguos griegos fueron nombrando a las constelaciones, lo hicieron desde su cosmovisión presente, como una sociedad politeísta donde la política, la historia y la religión estaban entrelazadas. De tal modo que si el Rey de Tebas proclamaba que descendía del dios Ares y de Afrodita, dicho relato se integraba a la historia de la ciudad junto con los eventos recientes de guerras, sobre la historia de la construcción de una de sus murales y del último cambio de los juegos olímpicos, así como de la celebración de tratados con otras ciudades vecinas.

Es como si en Argentina llamásemos “Los Andes” a un gran conjunto de estrellas en el cual dibujamos una sucesión pico y a otro por sobre sus picos le bautizásemos “San Martín”. O como si los norteamericanos tomasen a Orión y lo renombrasen “Washington”. Porque Heracles, Zeus, Orión, y el repertorio de seres que hoy vemos como denominadores de constelaciones, hablaron, bebieron y sangraron sobre el mismo suelo que las personas que daban sus nombres a las estrellas sobre sus cabezas.

Es decir entonces que los nombres dados a las constelaciones eran también de animales, personas y objetos de la religión, de la historia griega y de su política. Vieron y dibujaron en el cielo partes de sus historias mas remotas y en el caso de las constelaciones que conforman lo que hoy llamamos el zodiaco (ok, la parte mas conocida del zodiaco) se ven partes testimoniales de la vida de un héroe que dejó su marca en todas las ciudades griegas, Heracles.

Eratóstenes dio nombre y parte importante de la clasificación a un mapa celeste de su tiempo, actualizando y ampliando cartas estelares griegas, egipcias, fenicias y dejándolas disponibles en la biblioteca de Alejandría, haciendo inclusive sus propios aportes conforme a su cargo y conveniencia como funcionario egipcio.

Tomar entonces al catasterismo como una guía para entender y aprender el mapa celeste es también adoptar parte de la visión de un astrónomo griego en tiempos de Ptolomeo III dentro de la cultura heredada de Alejandro Magno el macedonio y concretada en los muros de la biblioteca de Alejandría en plena expansión.

El autor que popularizó el término catasterismo fue un viajante, aventurero, astrónomo, matemático y geógrafo griego. Su legado sufre de todos sus defectos y virtudes. Trató al cielo con la misma ambición que al propio suelo, aspiró a tener cartas sobre montañas, ríos, mares y del cielo. Realizó y registró cálculos sobre los hechos por sus predecesores y buscó predecir tanto las estaciones como el ritmo de las estrellas.

Recopiló el origen mítico de las constelaciones, las estrellas y los planetas en las versiones de los astrónomos griegos inmortalizando en ellas aquella parte de sus historias que consideraban mas remotas y divinas. El orgullo del origen ancestral de sus ciudades, ritos, tradiciones y normas.

El catasterismo se traduce como la colocación entre las estrellas o ascensión a las estrellas. Es una descripción que narra el final de una criatura u objeto en su existencia o vida en el suelo y el principio de su vida y existencia en el cielo como brillo de estrellas.

Una gran parte del esfuerzo en la creación de ficciones se enfoca en el mapeo de las situaciones, en la descripción del lugar, de los espacios, los problemas en el tiempo que demanda recorrerlos en la secuencia de las aventuras de héroes como Heracles. De tal manera que los aprendices de astronomía, los viajantes y en particular los navegantes al recordar las historias de los tiempos de los héroes serían capaces de aprender y luego recordar con facilidad la localización de las estrellas en el cielo y con ello tener idea de su propia localización sobre el suelo, porque ese es otro factor que nutre a un atlas estelar, conocer la localización. Es conocimiento ubicuo. Suena políticamente incorrecto pero cada suelo posee un cielo diferente, contemplarlo y reconocerlo permite al viajante enderezar o confirmar su rumbo.

La ascensión de las constelaciones es entonces anticipada por una gran historia, una gran aventura que gracias a las que hoy llamamos mitologías es posible recordar con mayor facilidad. No creo que la geografía sea distinta. La narración de historias, de relatos, de aventuras y leyendas conforma una herramienta práctica para la transmisión y conocimiento de puntos geográficos, de accidentes, de ríos, lagos y arroyos.

La presentación de modo literario de este proceso de catasterismo ayuda a encontrar conexiones por ejemplo entre las constelaciones del zodíaco, que es un repertorio mas acotado de constelaciones a ser identificadas en la bóveda celeste o en los atlas estelares.

El mundo según Erastóstenes

Hoy vemos atlas estelares con algunos trazos fijos. Los menos con bocetos de los héroes, animales y objetos que representan. Cada vez nos aproximamos mas a que los atlas estelares sean fríos y metódicos como los atlas políticos.

Desaparecieron las serpientes marinas y los calamares gigantes de los océanos, en parte parece un símbolo del progreso de la razón y del conocimiento, pero también es la retirada del arte, de la imaginación, del auxilio de las conexiones entre literatura, historia y pintura para el aprendizaje y reconocimiento de los mapas. Las estrellas aún conservan su conexión mítica. Todavía no son meros puntos con latitud y longitud, aún es práctico al menos trazar puntos ideográficos entre los brillos del cielo y recordarlos con los nombres de monstruos, criaturas, objetos y guerreros mitológicos.

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